sábado, 25 de abril de 2015

ATLETISMO: SALTO DE ALTURA (PARTE 1)



            El salto de altura formó parte del programa olímpico desde su primera edición en Atenas 1896, aunque sólo en categoría masculina. El primer campeón olímpico fue el estadounidense Ellery Clark, que saltó el listón situado en 1’81.


            En los JJOO de Ámsterdam 1928 fue incluida por primera vez en la categoría femenina, siendo la primera campeona olímpica la canadiense Ethel Catherwood con un salto de 1’59.


            Algunos de los nombres más importantes de la historia del salto de altura son, por ejemplo, Michael Sweeney (saltó 1’97 en 1895), George Horine (superó los 2 metros en 1912), el legendario soviético Valeri Brumel (batió el record mundial hasta en seis ocasiones, la última con 2’28 y fue campeón olímpico en 1964), el cuatro veces recordman mundial John Thomas





            La mítica rumana Iolanda Balas es quizá una de las mejores saltadoras de toda la historia. Doble campeona olímpica en 1960 y 1964, batió hasta en catorce ocasiones el record mundial entre 1956 y 1961, y su 1’91 permanecería durante más de diez años como record mundial. Su estilo de salto era una variante muy particular del salto de tijera, que supo adaptar a sus características, consiguiendo el máximo rendimiento.




            Muchas han sido las formas de realizar el salto de altura a lo largo de los años, como el salto de tijera, el rodillo costal o el rodillo ventral…


Estilo tijera

Estilo rodillo costal

Estilo rodillo ventral

…hasta que apareció el estadounidense Dick Fosbury, oro en los Juegos Olímpicos de México 1968, que con un salto de espaldas que se acabó conociendo como el “Fosbury flop” revolucionó la especialidad, marcando un antes y un después en la historia del salto de altura.





            Y como siempre, el repaso histórico a los grandes campeones olímpicos y mundiales lo comenzaré por lo primero que recuerdo haber visto, concretamente los Campeonatos Mundiales de Helsinki 1983, donde el oro masculino fue para el soviético Gennadi Avdeyenko con un salto de 2’32, secundado en el podio por el estadounidense Tyke Peacock y por el chino Jianhua Zhu.


            Precisamente el chino Jianhua Zhu, que llegaba a Helsinki como recordman mundial con 2’37 saltado ese mismo verano, batió en dos ocasiones más su record, hasta dejar la plusmarca mundial en 2’39 en junio de 1984.




            La primera campeona mundial fue la también soviética Tamara Bykova con 2’01, siendo la plata para la alemana federal Ulrike Meyfarth y el bronce para la estadounidense Louise Ritter.




            El duelo entre Bykova y Meyfarth se extendió también a la lucha por la plusmarca mundial. Meyfarth lo ostentaba desde 1982, cuando con 2’02 se lo arrebatara a la italiana Sara Simeoni. Doce días después de la prueba del mundial, ambas batían el record en el mismo escenario de Londres, y ambas con 2’03, pero fue Bykova quien cuatro días después lo volvería a batir con 2’04, y nuevamente unos meses antes de la cita de Los Ángeles con 2’05.




            Pero no se quedó la cosa ahí, puesto que la búlgara Lyudmila Andonova saltaba 2’07 en Berlín Este, aunque no pudo participar en los Juegos de Los Ángeles debido al boicot de su país.



            En los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, la veterana subcampeona mundial Ulrike Meyfarth (con sólo 16 años había ganado el oro en los Juegos Olímpicos de Munich’72, batiendo el record mundial del momento con 1’92 y convirtiéndose en la atleta individual más joven en conseguir un oro olímpico en atletismo) la que con un salto de 2’02 se alzaba con su segundo oro olímpico, superando a Sara Simeoni y a la atleta local Joni Huntley.




            Su compatriota Dietmar Mogenburg, otrora recordman mundial, con un salto de 2’35, fue capaz de superar a dos duros rivales como el sueco Patrik Sjoberg que fue plata, y el recordman mundial Jianhua Zhu, que se tuvo que conformar con el bronce.




            El 11 de agosto de 1985, en Donetsk, el soviético Rudolf Povartnitsyn se convirtió en el primer saltador en la historia en superar la barrera de los 2’40, batiendo la plusmarca mundial de Zhu, aunque menos de un mes mas tarde, su compatriota Igor Paklin superaba esta marca en Kobe subiendo en un centímetro el record.





            Pero la carrera por el record mundial continuaba, y en esta ocasión fue Patrik Sjoberg quien lo batiría el 30 de junio de 1987 en Estocolmo, superando el listón situado a 2’42 del suelo.



            Este gran estado de forma fue refrendado por Sjoberg para convertirse en campeón mundial en Roma’87 con un salto de 2’38, superando a los soviéticos Gennadi Avdeyenko e Igor Paklin, que compartieron la plata. El español Arturo Ortiz quedó duodécimo en esta prueba.




            Stefka Kostadinova se iba a convertir en la gran referente del salto de altura femenino en esos años. La búlgara no solo igualaba el record de su compatriota Andonova en 1986, sino que lo superaba seis días después con 2’08 en Sofía, y lo refrendaba con el oro mundial en Roma logrado merced a una nueva plusmarca mundial de 2’09, que permanece hasta la actualidad. Las otras medallistas en Roma fueron Tamara Bykova plata y la alemana democrática Susanne Beyer bronce.
           



            Y entre los hombres, la nueva sensación era la irrupción de un cubano, Javier Sotomayor, que llegaba a la élite para convertirse en leyenda. En Roma sólo pudo ser noveno, pero un año después, en Salamanca, días antes de la celebración de los Juegos Olímpicos de Seúl, se alzaba por encima del listón situado a 2’43, batiendo la plusmarca mundial por primera vez, pero no pudo refrendarlo en la cita olímpica por el boicot de Cuba a estos Juegos.






            Sin Sotomayor en liza, el oro en Seúl’88 fue para el ruso Gennadi Avdeyenko con 2’38, igualando el record olímpico de Sjoberg, siendo la plata para el estadounidense Hollis Conway y dos medallas de bronce para Igor Povarnitsyn y Patrik Sjoberg.



            La sorpresa saltaría en la prueba femenina, cuando la estadounidense Louise Ritter se hacía con el oro merced a un mejor salto de 2’03, relegando a la gran favorita  Stefka Kostadinova a la medalla de plata, siendo el bronce para Tamara Bykova.
           



            Sotomayor seguía con su progresión, y el 29 de Julio de 1989 volvía a superar el record mundial en San Juan de Puerto Rico, dejando la plusmarca en 2’44. Esto lo situaba como el máximo favorito al oro en los mundiales de Tokio’91, pero en la gran final fue batido por el estadounidense Charles Austin, quien con 2’38 dejaba al cubano con la miel en los labios, teniendo que conformarse con la plata, siendo el bronce para el también estadounidense Hollis Conway.



            En la prueba femenina de estos mundiales fue la que era vigente campeona europea, la alemana Heike Henkel, quien se conseguiría el oro con una gran superioridad, merced a un salto de 2’05, superando en siete centímetros a la subcampeona, la soviética Elena Yelesina, y en nueve a la también soviética Inga Babakova.



            Y en Barcelona’92, Henkel se hizo con la triple corona (olimpiada, mundial y europeo) al hacerse con el oro con 2’02, por delante de la rumana Alina Astafei, siendo el bronce para la cubana Ioamnet Quintero.



            En Barcelona se consumó el único oro olímpico en la carrera del gran Javier Sotomayor, cuando tras un salto de 2’34 al primer intento, superaba a Patrik Sjoberg, que fue plata con la misma marca, y a otros tres atletas que fueron bronce, también con la misma marca, Hollis Conway, el polaco Artur Partyka y el australiano Tim Forsyth. El español Gustavo Adolfo Bécquer finalizó en undécima posición.




            Y Salamanca volvería a ser la sede de otro hito histórico de Javier Sotomayor, cuando el 27 de Julio de 1993 volvía a batir el record mundial con 2’45, marca que se mantiene hasta la actualidad.



               Durante estos años hubo otros grandes saltadores, que sin conseguir medallas, siempre estuvieron presentes en los grandes eventos, como por ejemplo el alemán Carlo Thranhardt o el rumano Sorin Matei.



            Hasta aquí la primera parte de este artículo, próximamente volveremos con la historia más reciente del salto de altura.

Ignacio Ortiz

@00CAFETERO