domingo, 22 de diciembre de 2013

CICLISMO: LOS AÑOS 90

            Tras haberle dado un repaso a la década de los ochenta (http://espiritucafetero.blogspot.com.es/2013/07/descubriendo-el-ciclismo-los-anos-80.html) ha llegado el momento de adentrarse en el ciclismo de los 90, con grandes hazañas pero también algunas sombras.


            En el comienzo de la década de los 90 Greg Lemond revalidó el Tour que tan agónicamente había ganado el año anterior ante Fignon superando también en la última contrarreloj a Claudio Chiapucci, el italiano Marco Giovanetti en el 90 y Melchor Mauri en el 91 se hicieron con la Vuelta a España y los italianos Gianni Bugno y Franco Chioccioli se impusieron en el Giro de Italia antes de la irrupción del gran…




            …MIGUEL INDURAIN. Entre 1991 y 1995 consiguió cinco Tours de Francia de manera consecutiva, además de dos Giros de Italia (92 y 93) e incluso batió el record de la hora. Sobre Miguel ya han corrido ríos de tinta así que tampoco me voy a centrar en sus proezas, pero si decir que para mí es el más grande de la historia.






            Uno de los principales rivales durante los dos primeros Tours ganados por Indurain fue el italiano Claudio Chiapucci. “El diablo” era uno de mis ciclistas preferidos, grandísimo escalador, combativo como pocos, y compañero de escapada de Miguel en la mítica etapa de Val Louron. No consiguió vencer en la general de ninguna gran vuelta, pero fue 2 veces segundo y 1 vez tercero tanto en el Tour como en el Giro.



            El Suizo Tony Rominger fue otro de los duros rivales que se encontró Indurain en su camino hacia la gloria. Triple vencedor de la Vuelta a España entre 1992 y 1994, secundó a Miguel en el Tour del 93, aunque sí lo superó en una cosa como veremos más adelante…


            Un sprinter en sus primeros años de carrera se alzó con la general de la Vuelta a España 1995: Laurent Jalabert. El francés del equipo ONCE dio la campanada puesto que no era ni mucho menos uno de los favoritos. Ganó cinco etapas (una de ellas en Luz Ardiden y otra en el alto del Naranco), la general de la montaña y la de la regularidad, y también por equipos.



            Quien terminó con el dominio de “Miguelón” fue el danés Bjarne Riis en el Tour de Francia de 1996, que con el apoyo de un gran equipo como el Telekom y viéndose beneficiado por la pájara de Indurain en Les Arcs se alzó con el maillot amarillo. A decir verdad, Riis no debería aparecer aquí puesto que en 2007 confesó que se dopó con EPO entre 1993 y 1998, pero no ha sido desposeído de la victoria en este Tour.


            La disputa por el record de la hora tuvo una etapa de especial apogeo entre 1993 y 1996. El italiano Francesco Moser poseía la marca de 51’141 Kms desde 1984 en México D.F. y un año después intentó batirlo con un modelo de bicicleta muy innovador, sin conseguirlo.



            Fue el “Escocés volador” Graeme Obree quien en 1993 en Hamar pulverizaba la marca de Moser con un diseño de bici muy llamativo y en la posición de “Huevo”, pero poco le duró la alegría puesto que seis días después el también británico Chris Boardman superaba en Burdeos la marca de Obree.



            Fue en este mismo velódromo de Burdeos, considerado mágico por muchos, donde Obree y su nueva postura de “Superman”, en abril de 1994, volvía a superar a Boardman dejando la marca en 52’713 Kms.


            Había vuelto a renacer la emoción por batir el record de la hora, y fue Miguel Indurain, el 2 de septiembre de 1994 y nuevamente en Burdeos, quien subido en la “Espada” dejó la marca en 53’040 Kms.



            Poco le duró la alegría, puesto que su principal rival en aquel momento, Tony Rominger, un mes después y en el mismo velódromo, superaba la marca en dos ocasiones con quince días de diferencia, dejándola en 55’291 Kms.


            Finalmente fue Chris Boardman en 1996 quien finalizaría esa “fiebre el record” pasajera cuando en Manchester dejó la marca en 56’375 Kms. Aunque realmente fue la UCI la que lo hizo en el año 2000 al invalidar todos estos récords considerándolos “Mejor esfuerzo humano” por ser conseguidos con bicicletas especiales. Ellos sabrán.


            Un momento muy bonito para el ciclismo español fue el doblete que consiguieron Miguel Indurain y Abraham Olano en la prueba de contrarreloj de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, un oro y una plata respectivamente que supieron a gloria para el Ciclismo español en la primera ocasión que se celebraba esta prueba en unos juegos.



            En los mundiales de Ciclismo los españoles consiguieron algunas medallas, como el también doblete de Colombia 1995 con Abraham Olano oro (llegando a la meta en solitario con la rueda pinchada durante los últimos kilómetros) y Miguel Indurain plata, el oro de Oscar Freire en Verona’99, a las que hay que unir las otras dos medallas de Miguel Indurain (plata en Oslo’93 y bronce en Stuttgart’91). 



            El suizo Alex Zulle era un ciclista con una clase increíble pero que tuvo en las caídas un enemigo implacable. Ganador de dos Vueltas (96 y 97), segundo en otra (93), dos veces segundo en el Tour (95 y 99), también fue campeón mundial de contrarreloj en 1996.


            El alemán Jan Ullrich es uno de esos ciclistas que podía haber marcado una época pero que se quedó algo por debajo de lo que se esperaba, pese a conseguir grandes logros. Ganador del Tour de Francia en 1997 y de la Vuelta a España en 1999, se convirtió en el nuevo “Poulidor” al quedar 2º hasta en cinco ocasiones en el Tour.



            Marco “Il Pirata” Pantani fue uno de los grandes escaladores de la historia del Ciclismo. Ganador del Tour de Francia y del Giro de Italia en 1998, durante el Giro de 1999, siendo líder y tras haber vencido en 4 etapas, fue expulsado de la carrera antes del comienzo de la penúltima etapa en Madonna di Campiglio al haber dado en un control antidoping una tasa de hematocrito de 50,2 cuando lo permitido era hasta 50, lo que sugería un posible dopaje por EPO. Nunca superó este palo y en 2004 fue hallado muerto por, según la autopsia, sobredosis de cocaína en la habitación de un hotel de Rimini.



            También quiero rendir un humilde homenaje a uno de los ciclistas que más me ha hecho vibrar, fallecido en 2003, el primer vencedor en la cima del Angliru: José María “El Chava” Jiménez. Campeón de España en ruta en 1997, tercero en la Vuelta en 1998, cuatro veces vencedor de la montaña de la Vuelta y una vez de la regularidad, nueve etapas de la Vuelta y 2 del Giro…, era un ciclista único e irrepetible.



            Eugeni Berzin (Giro’94 por delante de Miguel Indurain que fue 3º), Abraham Olano (Vuelta’98), Pavel Tonkov (Giro’98) e Iván Gotti (Giros’97 y 99) también ganaron alguna de las grandes vueltas durante esta década.



            El ganador del Tour de 1999 fue inicialmente el estadounidense Lance Armstrong, así como otros seis, pero ha sido desposeído de todos ellos tras su reciente confesión de dopaje durante esos años. La UCI ha decidido que el palmares de los Tours ganados por Armstrong quede en blanco. En aquel Tour el segundo fue Alex Zulle y tercero el español Fernando Escartín.
           

            Los sprinters más destacados de la época para mi gusto fueron Djamolidine Abdoujaparov, Mario Cipollini y Erik Zabel.


            El uzbeko Abdoujaparov ganó la clasificación por puntos en las tres grandes vueltas (3-Tour, 1-Vuelta, 1-Giro). Tenía un estilo muy agresivo, lo que le propició diversas caídas, como la que tuvo en los Campos Elíseos de París en el sprint de la última etapa del Tour de 1991.



            “Il bello” Cipollini fue uno de los sprinters más dominantes que ha existido, consiguiendo más de 180 victorias en su trayectoria profesional. El italiano fue siempre muy controvertido por su personalidad y lo que muchos calificaban “falta de profesionalidad”, aparte de tener un gran afán de protagonismo, como demuestran los “modelitos” que lució en algunos prólogos de las grandes vueltas.



            Erik Zabel fue el amo y señor del maillot verde de la clasificación por puntos del Tour durante seis temporadas consecutivas entre 1996 y 2001 tanto por su velocidad en los sprints como por su capacidad de escalar a buen nivel.



            Las sombras llegaron en 1998 con el “Caso Festina”, desencadenante principal de la persecución que ha tenido el Ciclismo desde entonces en la lucha contra el dopaje. Todo comenzó justo antes de empezar el Tour en Irlanda con la incautación de sustancias prohibidas (EPO, hormona del crecimiento y testosterona) al masajista del equipo Festina, una de las escuadras más potentes en aquella edición. Virenque, Zulle, Brochard, Dufaux,… formaban parte de aquel equipazo.


            El 17 de Julio la organización expulsa al equipo al completo, lo que provocó un  gran revuelo; continuos controles sorpresas de los “vampiros”, detenciones, plantes del pelotón ciclista ante el trato que se les estaba dando, … y a partir de aquello un sinfín de desventuras que ha sufrido el Ciclismo, muchas de ellas ganadas a pulso.



            En los últimos tiempos, la confesión por parte de Lance Armstrong sobre su reiterado dopaje así como la de otros ciclistas relevantes como Bjarne Riis o Erik Zabel, la “Operación Puerto” o las recientes conclusiones de una comisión de investigación del Senado francés sobre numerosos casos de dopaje por EPO en unos reanálisis realizados en 2004 con muestras del Tour de 1998 (el del “Caso Festina”) han puesto en tela de juicio a todo el mundo del Ciclismo.


            Tras la publicación del texto que escribí sobre los años 80 pude comprobar a través de comentarios en Twitter de gente con gran afición por el deporte que habían perdido su ilusión por el Ciclismo por culpa del dopaje, y en el fondo los comprendo. Yo adoro el deporte en toda su esencia y la limpieza del mismo, y todavía tengo esa ilusión viva, todavía confío (algunos me llamarán iluso) en ese Ciclismo que me ha hecho vivir tan buenos ratos delante del televisor, todavía tengo fe en que el Ciclismo se limpiará de tanta mierda como le está cayendo encima y que borrará el estigma social que tiene. Llamadme iluso, pero yo todavía conservo esa confianza, y espero que no me hagan perderla…


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Ignacio Ortiz

@00CAFETERO